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domingo, 8 de mayo de 2011

EMPODERAMIENTO CIUDADANO

Diputado Adolfo Orive Bellinger






En días recientes, derivado de la intención en el Congreso de la Unión por someter a discusión y posible aprobación la llamada Reforma Política, surgió, gracias al decidido impulso de algunos intelectuales, el debate respecto a la conveniencia o no de las candidaturas independientes o “ciudadanas”.

Esta propuesta parece continuar, por contradictorio que parezca, con la intención de no empoderar a la ciudadanía. No existe algún viso por querer iniciar un verdadero proceso histórico de manera que la mayoría de los mexicanos tome en sus manos los espacios públicos y la resolución de sus problemáticas más urgentes.

Seguimos siendo una democracia representativa sustentada en un sistema competitivo de partidos, y poner a personas sin aparente filiación política a competir, no representa cambio alguno.

El anterior es un escenario propicio para continuar y profundizar la manipulación de los medios masivos de comunicación, de grupos hegemónicos y el clientelismo de algunos partidos; manipulación y clientelismo que bloquean el desarrollo de la democracia, pues la mercantilización de la política le da un peso brutal al acceso a recursos económicos, con los cuales deberá contar, y de manera importante, cualquier aspirante ciudadano.

Sin duda los partidos no sacarán las manos de las candidaturas independientes –ahí está el IFE como muestra—, pues cuentan con recursos públicos para respaldarlos. Por su parte, los medios de comunicación o grupos empresariales, podrán postular a sus propios representantes. Un punto más grave aún es abrir al narcotráfico la puerta de la legalidad para participar en las jornadas electorales. 

Al parecer, quedó  para mejor ocasión permitir a millones de mexicanos, cuyo nivel de vida no ha mejorado en casi tres décadas, participar directamente o mediante organizaciones sociales y cívicas de las que formen parte, en los asuntos públicos de sus respectivas comunidades, influyendo de manera importante en las decisiones que tomen sus representantes populares o gobernantes y el presupuesto que ejercen mediante una ley de participación ciudadana que empodere de manera real y efectiva a la gente.

La intención expresada por algunos personajes públicos respecto a intervenir en la política por fuera de los partidos, evidencia que aún conciben al poder político como un fin, y no como un medio para transformar la realidad.

Debemos insistir en la construcción de Poder Popular y organización ciudadana para ser contrapeso real de las administraciones y visiones continuistas así como del accionar tendencioso de los poderes fácticos, los cuales adquieren cada vez mayor influencia. 

Desde hace más de 30 años hemos construido un edificio de instituciones sin cimientos, sin participación ciudadana real. Por lo que me parece un despropósito insertar en ese edificio candidaturas con el adjetivo de “independientes” o “ciudadanas”, dejando de lado las  tremendas inequidades económicas, sociales y culturales manifiestas en nuestro país. De aprobarse la reforma, decenas de millones de ciudadanos formales seguirán únicamente marcando cruces en papeletas electorales.

Para que haya democracia –es decir, para que el pueblo tenga poder, que no es lo mismo que el pueblo elija gobierno— debemos promover, mediante una ingeniería dinámica institucional, una transformación social que genere decenas de millones de ciudadanos participativos, es decir, plenos y empoderados, incidiendo directamente en las decisiones públicas que le afectan mediante planeación y presupuesto participativos, algo que se está probando y está dando resultado en la capital del país.
Adolfo Orive

Coordinador GPPT-ALDF

http://www.sdpnoticias.com/columna/2468/Empoderamiento_ciudadano

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