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lunes, 9 de enero de 2012

SORORIDAD UN VALOR FUNDAMENTAL ENTRE MUJERES, QUE ATAÑE A HOMBRES

Por Ivón Tapia


La Sororidad es un término aún no conocido en gran parte de las y los mexicanos, pero que sin duda alguna las mujeres que estamos inmersas en los espacios políticos, públicos y académicos, tenemos la obligación de informarnos.
Nos preguntamos ¿que es la SORORIDAD?  Suena al término solidaridad, en gran parte tiene mucho que ver con el, pero la sororidad viene de un corte feminista.
Para Marcela Lagarde la palabra Sororidad es el conjunto de sentimientos y acciones para que entre mujeres nos veamos en igualdad, como hermanas.
La palabra sororidad viene de la voz latina “soror” que significa “hermana”. Vivir en sororidad quiere decir vivir como hermanas, iguales. Es cierto que la igualdad y la equidad no es lo mismo, hay que partir primero de la equidad para alcanzar la igualdad entre nosotras también.

Sororidad, es una palabra nueva del feminismo y nace  por que hay una necesidad enorme de sensibilizar a todas las mujeres de todos los ámbitos para que no nos discriminemos entre nosotras y para eliminar la rivalidad cultural que nos fue inculcada  mediante una educación patriarcal. Este es un problema social y cultural y viene desde los valores que nos fueron impuestos por la sociedad desde el cetro de la familia misma, aunado a ello la influencia judeocristiana , donde se fortalece el machismo, esto viene a colación por que dentro del seno familiar se forma al individuo, el hombre forja su educación temprana en la institución familiar, su carácter, su forma de comportamiento, misma  que se reflejará en la  adultez, con esto no se pretende señalar que ya esta todo dado y que no habría solución, estos estereotipos se pueden deconstruir por medio de la educación o reeducación.
Los valores vienen fundamentados en los roles que la sociedad impone a cada individuo según su sexo (maneras de vestir, de comportarse, de pensar, tareas distintas, colores, simbología, gustos, culpas, temores,  etc.)
Entre tanto valores-cultura-tradición- moral, etc., son factores esenciales, los cuales juegan un papel muy importante en la educación del sujeto ya que por medio de estos se construyen formas, idiosincrasias, estereotipos, se fortalece el control social, económico, espiritual, es decir hay un  control invisible, no se ve…pero es poderoso.

“...cultura es un complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y todas las capacidades y hábitos que el hombre ha adquirido en la Sociedad. La cultura es un conjunto de los valores sociales de un pueblo.”[1]. Cassirer opina que la cultura emprende el análisis de varias actividades: lenguaje, arte, mito, religión, historia y ciencia;  considerándolas no como creaciones aisladas, sino como un todo armonioso.
“La tradición  nace de forma espontánea, desde el momento en que una experiencia se repite idéntica así misma, en igualdad de circunstancias; pasa del individuo al grupo y de este a la muchedumbre y a la Historia...” [2]
“...Los valores son normas internalizadas, se presentan como necesidades para realizar ciertos prerrequisitos funcionales de la sociedad... patrones de conductas para obtener las respuestas y actitudes esperadas... es el medio que determina los patrones culturales y constituyen un conjunto ordenado de valores, creencias y gustos, que se expresan en un sistema simbólico que permite su internalización en la personalidad, los cuales actúan en función de disposiciones y necesidades que tiene su correlación en las expectativas y papeles que establece la cultura.”[3]
Moral  es un sistema de normas, principios y valores, de acuerdo con el cual se regulan  las relaciones mutuas entre los individuos, o entre ellos y la comunidad, de tal manera que dichas normas, que tienen un carácter histórico y social, se acaten libre y conscientemente, por una convicción intima, y no de un mundo mecánico, exterior e impersonal.


Así que la cultura, las tradiciones, los valores y la moral van conjuntas y  forman una estructura ideológica la cual muchas veces es una parte hermética, dogmática y conservadora, creadora de los mismos estereotipos y enarbolados íntimamente con la religión judeocristiana;  ensalzando al hombre masculino por el hecho de ser hombre (dios es hombre) y es por ello la mujer toma un papel subordinado y secundario, lo mismo pasa en todo el mundo pues todas las religiones tiene una similitud, en  la mayoría de ellas solo cambian los nombres de los personajes.
Es por tanto entonces que vemos muy claramente un tipo de manipulación y control del  imaginario social hacia la mujer, abstrayéndola de una forma invisible pero con una fuerza donde hay un precepto de culpabilidad por ser portadora de un pecado original, de un pecado que no cometió, de tener que pagar las consecuencias de ser hija de una mujer seductora que engaña y que induce al fornicio (Eva).
Veamos en nuestra enriquecedora cultura una trilogía de figuras femeninas estigmatizadas: MARIA, EVA Y LA MALINCHE, (La pura, La pecadora y la que traiciona), sin duda tres iconos femeninos bastante arraigados y vigentes todavía en nuestra cultura.
María: la mujer buena, abnegada, sumisa y mártir también; dispuesta a aguantar a sufrir y a no  cuestionar al patriarcado. Mujer perfecta, ideal y que es icono sagrado para los mexicanos, es la madre, la mujer incondicional (dicho de macho mexicano: “todas las mujeres son unas putas, excepto mi madre”).
La Malinche es una mujer traidora, de ahí donde Octavio Paz menciona en su libro “El Laberinto de la Soledad” el término que es ser un hijo de la chingada (mujer violada) o el ser “malinchista”
Eva: mujer que induce al pecado al hombre, icono de seducción y de culpa, muy sujeto a la religión judeo-cristiana, al igual que el icono mariano.
Esta trilogía es sin duda un duro lastre que aún pesa sobre la mujer mexicana. Cabe destacar que este peso social y cultural no nos atañe solo a las  mujeres, los hombres sufren también las consecuencias de esta manipulación en todos los ámbitos social, cultural, político y económico, los cuales repercuten en todas las relaciones  y en la dicotomía pública y privada.
En tanto el individuo mexicano, tenga el sexo que fuese tiene que superar y deconstruir todos estos estigmas y tendrá que tomar consciencia de que la manipulación ideológica y cultural tiene que ser deconstruida si es queremos en realidad un México nuevo, un país con una nueva cultura, con una democracia verdadera y con una mejor economía, en donde las mujeres tomen una participación auténtica en todas las trincheras.
Nosotras las mujeres tenemos que hacer un esfuerzo para hacer alianzas, reconocer nuestras capacidades, dejar a un lado esas rivalidades culturales que nos impusieron y que nos perjudican por que como anteriormente se explica, somos y hemos sido manipuladas mediante un control invisible, imaginario pero palpable.
Tenemos que unir fuerza, no solo como sujetas a un cambio verdadero, hay que empezar por todas nuestras relaciones, aportando un granito de arena cada una de nosotras, solo en unidad y con sororidad la mujer puede alcanzar primero la equidad y posteriori la igualdad también.
No es fácil, tenemos mucho trabajo (ambos sexos). Los hombres cultos y conscientes están participando para cerrar esta brecha que nos  perjudica a todos y a todas, si no hay que ver los avances de otros países donde la mujer tiene mayor participación, mayores oportunidades,  los invito a ver los siguientes links:

http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/BANCOMUNDIAL/NEWSSPANISH/0,,contentMDK:20549940~pagePK:64257043~piPK:437376~theSitePK:1074568,00.html


http://www.fao.org/gender/gender-home/gender-programme/es/

Los y las mexicanas tenemos  la tarea de tener ya una amplia apertura y dejar a un lado la cultura patriarcal individualista llena de prejuicios arcaicos y retrogradas que nos han ido sumergiendo para alcanza un país con una izquierda profunda, con un cambio desde raíz.


[1] Sánchez, López La Estructura Social. p.56.
[2]Bermúdez, Manuel. Tradición y Mestizaje(2 ensayos de aproximación) p.9
[3]Alducin, Enrique Los valores de los mexicanos. México entre la tradición y la modernidad. p.29

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